domingo, 31 de agosto de 2008

El futuro del periodista

EPIC 2015 podría enmarcarse en la ciencia ficción, y como tal, se basa en hechos probados del pasado y del presente para avizorar probabilidades en el futuro. La muerte de los medios tradicionales tal y como los conocemos para pasar a ser más inmediatos y dependientes de los usuario, entregar el poder del control de los medios a las audiencias, es su hilo transversal. Al verlo recordé Fahrenheit 451 (Ray Bradbury).
Pues bien, EPIC 2015 no está del todo equivocado, parte de hechos: Google News es un hecho, MSN Newsbotster es un hecho, los blogs son un hecho… en fin, la variedad de servicios libres para todos los navegantes y la construcción de información personalizada está cada vez más evolucionada en la web. Pero digo no está del todo equivocado, porque considero que en algo sí está, en la desaparición de los medios. Considero que los medios evolucionarán, convergerán hacía la red, se complementarán con ella, tendrán que hacerlo, y con ellos sus actores, desde los periodistas hasta sus usuarios. Los medios tienen que hacerlo, de lo contrario EPIC 2015 no se equivocará en nada. Los medios deben elegir la mediamórfosis, caso contrario se encontrarán con el mediasidio.
La tendencia marcada de la red es que todos participen para crear un medio vivo y dinámico. Y hacia allá debe estar el papel de los periodistas. El periodista del futuro debe reflejarse con los ciudadanos y encaminar esta tendencia, hacer que su medio tenga identidad con sus receptores y los haga partícipes de lo que se publica, no solo ha nivel de recepción sino de respuesta y gestión. El periodista del futuro debe dejar a un lado la escasez de información, tal como se maneja hoy por hoy –siempre por cuestiones de espacio y tiempo- para adaptare y encaminar la abundancia de información –organizar el caos informativo será un verdadero reto-.
La revolución digital abre camino a una comunicación egocéntrica –la relación misma con el ordenador lo es- por lo que los medios del futuro, por tanto sus actores, insisto, deben tender a ser espacios sociales, creadores de inteligencias colectivas y comunitarias, sin dejar jamás de pensar en el planteamiento ético de todo medio de comunicación, actual o del 2015, el bien común.

viernes, 29 de agosto de 2008

No es lo mismo, pero da igual

La literatura como el periodismo reparten verdades, pero no son lo mismo. En la primera los hechos deben contextualizarse en un ámbito de verosimilitud dentro del texto –ahí el talento del escritor-. En el periodismo, el acercamiento a la verdad está en el hecho mismo de la realidad y saber acercarse a esa verdad y ponerla en palabra contextualizada con esa realidad está su talento. En el periodismo la verdad es tal, no debería existir la verosimilitud, en la literatura existe la verosimilitud como camino hacia la verdad. No es lo mismo, pero da igual.

Recuerdo cuando Melquíades llega a Macondo a vender hielo. Por supuesto, todos los del pueblo, incluidos los Buendía, se maravillan con el producto del gitano y se lo compran. Ahora, en tiempo de constituyentes, han aparecido varios vendedores de hielo, unos de hielo gris y otros de hielo escarchado, pero nos lo quieren vender. No es Macondo, es Ecuador, y deben haber también muchos Buendía. No es lo mismo, pero da igual.

Si les da un arrebato...

En “El Perseguidor” de Julio Cortázar hay una parte memorable. Johnny Carter, el músico de jazz personaje principal de la obra, le habla a Bruno, su biógrafo, sobre lo que le pasa cuando toca su saxofón, cuando hace lo que más le apasiona, la música: La música me sacaba del tiempo aunque no es más que una manera de decirlo y luego y en un largo diálogo le explica que cuando hace música, puede pasar apenas minuto y medio pero por su cabeza pasan tantas cosas que podría pensarse que pasó cuarto de hora... un cuarto de hora de minuto y medio.
Eso me pasa a mí con el periodismo y la literatura, me sacan del tiempo, me apasionan.
Este es un espacio pensado para generar diálogo con la gente a la que le apasiona la palabra, alma de la comunicación y la literatura, para generar diálogo y reflexión sobre eso. Así que, pues, a quien le dé su pequeño arrebato, su cuarto de hora, está invitado a participar, a compartir su palabra con todos los que quieran, a decir sus verdades, a expresarse.